Las Daily Standups, esos míticos rituales de Agile, prometen ser la solución definitiva para mantener a los equipos alineados, comunicados y, sobre todo, ágiles. Sin embargo, en la realidad cotidiana de muchas oficinas, estas reuniones han mutado en algo muy diferente: un espectáculo diario de frases hechas, actualizaciones irrelevantes y silencios incómodos. ¿Es este el precio de la «agilidad»?
La teoría: breve y al grano
La idea detrás de las Daily Standups es brillante en su simplicidad. Reúnes al equipo durante 15 minutos, todos de pie (porque nadie quiere alargarse demasiado estando incómodo), y cada miembro responde tres preguntas básicas:
- ¿Qué hiciste ayer?
- ¿Qué harás hoy?
- ¿Hay algún impedimento en tu camino?
En teoría, es una fórmula ganadora. Comunicación rápida, identificación de problemas y enfoque en los objetivos del día. Pero, como con tantas ideas bien intencionadas, el diablo está en la ejecución.
La realidad: un festival de obviedades
En la práctica, muchas Daily Standups se convierten en un desfile de frases vacías como: «Ayer estuve revisando el backlog», «Hoy voy a avanzar con el sprint», o el infalible «No tengo impedimentos». Es decir, una perfecta combinación de obviedades y respuestas tan vagas que no aportan absolutamente nada. Todo mientras los miembros del equipo se miran con cara de hastío, deseando que termine pronto para volver al trabajo real.
¿El problema? Estas reuniones, diseñadas para ser ágiles, rara vez lo son. Entre interrupciones, desvíos a temas técnicos y discursos innecesarios, los 15 minutos mágicos se convierten en media hora (o más) de puro desperdicio de tiempo.
Cuando el ritual importa más que el contenido
La verdadera tragedia de las Daily Standups es que muchas empresas las tratan como un ritual sagrado, incluso cuando no están funcionando. ¿Por qué? Porque «es lo que se hace en Agile». Y así, día tras día, los equipos repiten el mismo ciclo de actualizaciones irrelevantes mientras los problemas reales se acumulan en el fondo.
Peor aún, las standups pueden generar una falsa sensación de progreso. «Nos reunimos todos los días, así que estamos alineados», dicen los managers mientras ignoran los problemas sistémicos que realmente frenan al equipo. Como si estar de pie juntos frente a una pizarra mágica pudiera resolverlo todo.
¿Cómo arreglamos esto?
No todo está perdido. Las Daily Standups pueden ser útiles si se ejecutan con sentido común. Aquí van algunas ideas para devolverles su propósito original:
- Corta lo irrelevante: Si alguien no tiene nada importante que decir, que no lo diga. No es obligatorio hablar solo por cumplir.
- Identifica problemas reales: Las standups deberían ser un espacio para identificar bloqueos y encontrar soluciones rápidas, no para actualizar lo que ya está en el tablero.
- Mide su valor: Si al equipo le parecen inútiles, tal vez lo sean. Evalúa si realmente están ayudando o si solo consumen tiempo.
- Rompe el ritual: No todas las metodologías funcionan para todos los equipos. Si las standups no son útiles, prueba otro enfoque. No hay una regla que diga que tienes que hacerlas solo porque Agile lo dice.
La lección
Las Daily Standups, en esencia, no son el problema. Es la obsesión por hacerlas por cumplir, sin cuestionar su utilidad, lo que las convierte en una pérdida de tiempo. Así que, la próxima vez que estés atrapado en una de estas reuniones, pregúntate: ¿esto está resolviendo algo? Si la respuesta es no, quizás es hora de ponerse realmente ágil… y abandonar la standup.