OKR: Cuando los resultados son solo números bonitos

OKR

Los OKR (Objetives and Key Results) se han convertido en el estándar dorado de las empresas modernas. Google los usa, las startups los aman, y los consultores los venden como el Santo Grial de la productividad. Sobre el papel, prometen alinear equipos, enfocar esfuerzos y medir el progreso con precisión quirúrgica. En la práctica, sin embargo, a menudo se transforman en una obsesión por números bonitos que apenas reflejan la realidad.

La promesa de los OKR

El concepto es simple: estableces un objetivo ambicioso (el «O») y lo desglosas en resultados clave (los «KR») medibles y específicos. Por ejemplo:

  • Objetivo: Ser la empresa más innovadora del sector.
  • Resultados clave:
    1. Lanzar tres nuevos productos este trimestre.
    2. Reducir el tiempo de desarrollo en un 20%.
    3. Obtener 10 menciones en medios especializados.

En teoría, este enfoque impulsa a los equipos a ser ambiciosos y enfocados, mientras proporciona métricas claras para evaluar el progreso. Hasta aquí, todo suena maravilloso. Pero, como ocurre con muchas herramientas empresariales, el diablo está en los detalles.

La realidad: métricas vacías y objetivos irreales

El primer gran problema de los OKR es su tendencia a convertirse en un ejercicio de vanity metrics. En lugar de centrarse en resultados que realmente importen, los equipos a menudo eligen métricas fáciles de alcanzar o que simplemente «se ven bien» en los informes. Por ejemplo, conseguir 10 menciones en medios suena impresionante, pero ¿realmente contribuye a ser más innovadores? ¿O es solo una forma de rellenar el informe trimestral?

Por otro lado, la ambición desenfrenada puede llevar a objetivos completamente irreales. En la búsqueda de ser «ambiciosos», las empresas establecen metas tan inalcanzables que los equipos pierden la motivación. O peor aún, terminan manipulando los datos para parecer que están progresando, cuando en realidad no lo están.

El juego de los números

Un efecto colateral de los OKR es su tendencia a reducir el éxito a números. Pero no todo lo importante es cuantificable, y no todo lo que es cuantificable es importante. Por ejemplo:

  • Un equipo de atención al cliente podría centrarse en reducir el tiempo de resolución de llamadas, pero ignorar por completo la calidad del servicio.
  • Un departamento de ventas podría priorizar cerrar más contratos, pero con clientes que no se ajustan al producto, creando problemas a largo plazo.

En ambos casos, los OKR generan una ilusión de progreso, mientras los problemas reales se acumulan fuera de las hojas de cálculo.

La cultura de la medición excesiva

La obsesión por los OKR también puede llevar a una cultura de microgestión y estrés. Cuando cada actividad está ligada a un KR específico, los empleados pueden sentirse vigilados y presionados para «cumplir con los números», en lugar de trabajar de forma creativa o estratégica. Además, el tiempo que se invierte en definir, rastrear y reportar los OKR a menudo supera el tiempo que se dedica a cumplirlos.

¿Hay esperanza para los OKR?

A pesar de sus defectos, los OKRs no son intrínsecamente malos. Cuando se implementan con sentido común y un enfoque en la calidad, pueden ser una herramienta poderosa. Aquí hay algunas recomendaciones para evitar que se conviertan en un simple concurso de números bonitos:

  • Enfócate en lo que importa: Asegúrate de que los KR estén alineados con objetivos estratégicos reales, no solo con métricas superficiales.
  • Sé flexible: Los OKR no son un contrato. Si las circunstancias cambian, ajústalos. No te obsesiones con cumplir objetivos irrelevantes solo por cumplir.
  • Mide calidad, no solo cantidad: Combina métricas cuantitativas con cualitativas para obtener una visión más completa del progreso.
  • Desacraliza los OKR: Son una herramienta, no una religión. Si algo no está funcionando, cámbialo.

Conclusión

Los OKR tienen un gran potencial, pero también un enorme riesgo: convertir el éxito en un juego de números sin alma. La clave está en recordar que los resultados no son solo números bonitos en un informe; son cambios reales que deben tener impacto. Así que la próxima vez que alguien te hable de sus «impresionantes OKR», pregúntales: ¿Qué hay detrás de esos números? Si la respuesta es un silencio incómodo, ya tienes tu respuesta.